Entre la maraña de responsabilidades compartidas, pasadas y actuales, Miguel Ángel Mancera sugiere que el Gobierno capitalino trabajará para optimizar la Línea 12 al 60% y así pueda funcionar. En caso extremo, buscarán cambiar los trenes, aunque no quedan claros los procedimientos jurídicos internacionales para tal efecto.
Antes de llegar a cualquier conclusión o vía de trabajo, el Gobierno del Distrito Federal (GDF) se ha dedicado a invertir en “diagnósticos que fueron altamente especializados”, asegura el mandatario local, aunque éstos sean repetidos y hasta contradictorios. De ahí, como se ha visto en el último trimestre, llevar a cabo labores de mantenimiento –que, según se ha mostrado, fue olvidado por el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro- en la totalidad de la Línea Dorada para, por fin, a un casi un año del cierre, poder elaborar una “etapa de rehabilitación”.
“Con el dictamen que tenemos de Systra -hasta este momento lo que nos dice Systra, es que la Línea 12 va a mejorar probablemente en un 60 a 65 por ciento- y lo que ahora están dictaminando otras empresas especializadas a nivel mundial, se determinó que no se puede trabajar con esta relación rueda-riel. Entonces la encomienda que tiene la Secretaría de Obras (Sobse) es hacer todas las adecuaciones que se tienen para que sea menor el gasto para la ciudadanía, para que sea óptimo el servicio y si los responsables de los trenes no hacen las adecuaciones que se ha establecido por Systra, si no pueden encontrar los niveles óptimos, pues obviamente tendrían que pensar en una sustitución de los mismos”, manifestó Mancera Espinosa.
Como se ha informado anteriormente en este espacio, el dictamen de Systra y de muchas de las partes involucradas a lo largo del conflicto, la Línea 12 podría operar a la mitad de su rendimiento inicial. Las palabras dictadas por el jefe de Gobierno lo avalan, a pesar de que su marcado énfasis en sistema cien por cien seguro para los usuarios.
No obstante, prosigue, “el problema está en las curvas, en las partes rectas el tren inscribe pero en las curvas no inscribe”. Estas afirmaciones concuerdan con el último dictamen elaborado por la empresa alemanda TÜV Rehinland, misma que sugiere un cambio del material rodante de los trenes y vías o, bien, el cambio definitivo de los trenes por la interacción que éstos sostienen con las curvas de ángulos cerrados.
Respecto de la contradicción evidente también antes mencionada sobre la querella que mantiene la dirección del STC Metro –a cargo de Joel Ortega- con la empresa encargada de la supervisión de las obras de cambio de vías, Mancera Espinosa sentenció que ese tema “lo debe platicar el Metro”. |