La presentación por primera vez en la Ciudad de México de la Banda Filarmónica Femenil de Santa María Tlahuitoltepec “Mujeres del viento florido” pasó de ser un concierto a una verdadera fiesta en torno al alegre sonar de la música, la cultura y la tradición oaxaqueña.
La noche del domingo, la agrupación conformada por mujeres, adolescentes y niñas mixes de 11 a 25 años de edad, se presentó bajo la dirección de Enrique Vásquez Gómez en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
Ataviadas con atuendos tradicionales de la zona más alta de la sierra norte de Oaxaca, las jóvenes pisaron por primera vez el escenario del recinto y mostraron no sólo su amor por la música sino por su cultura, orígenes y tradición mixe al tiempo que, como pocas veces, lograron trasformar el inmueble en un espacio para el baile y convivencia del público.
“Reciban nuestro mensaje de paz y armonía que compartimos con todos los pueblos del mundo, la música, el lenguaje universal nos une y nos compromete hoy aquí”, dijeron al iniciar para enseguida exaltar al público con la entonación de la marcha Zacatepec.
“Viva Oaxaca”, gritaron algunos de los asistentes tras experimentar y comprobar el talento y potencial de las jóvenes.
Dispersa en el inmueble, la comunidad oaxaqueña en el Distrito Federal mostró su respaldo a la agrupación que no sólo interpretó piezas como Nereidas de Amador Pérez Dimas, el son Valeria o el fandango Bajo el cielo Mixe de Otilio Contreras; sino que convocó a la danza y a la celebración.
Fue la interpretación de la pieza La Niebla de Enrique Vásquez lo que permitió al público, ya exaltado y animado, mostrar su pasión, gusto y pertenencia con la música oaxaqueña. Uno a uno se fue observando los asientos vacíos y a sus respectivos ocupantes, aún en el segundo y tercer piso del inmueble, trasladarse a los pasillos, corredores y aquellos espacios donde era posible bailar el vals.
Entre aplausos y vítores, los espectadores, como pocas veces se observa en el inmueble, formaron parte del espectáculo al danzar con las mujeres artistas como si fuera un día más de la Guelaguetza.
“Merecen mi admiración y respeto estas pequeñas que nos dieron una muestra de su arte, de su sabiduría, de su talento. Me dejaron muy emocionada y contenta”, expresó María García, quien al escuchar la pieza fue de las primeras del público asistente que se trasladó a la orilla del escenario para bailar.
“Es una belleza ver a pequeñas tocando instrumentos tan bellos y con sus vestidos autóctonos, sus trenzas, es regresar a nuestros orígenes, me voy muy emocionada de haber tenido la oportunidad de escucharlas”, agregó la mujer.
La pieza Flor de Piña, baile regional de Tuxtepec, Oaxaca, una de las siete regiones que participan en la Guelaguetza, también permitió a los asistentes bailar y silbidos de apoyo, sin importar edad o género para evocar a la festividad más grande que celebra ese estado.
“Ningún tropiezo las puede detener”
Fue la interpretación de Dios nunca muere, vals de Macedonio Alcalá, lo que develó la presencia de una parte importante de la comunidad oaxaqueña en el Distrito Federal, toda vez que al escuchar el primer tono dejaron sus asientos para escuchar de pie la pieza considerada como un segundo himno del estado de Oaxaca.
“Nos sentimos muy emocionadas de poder estar aquí con todos ustedes, compartir nuestra música y nuestros sones”, expresaron las jóvenes al término de su presentación. “Nosotros también”, gritaron desde el público.
Agradecemos, dijeron las músicas, la oportunidad de tocar en un espacio como el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris así como el apoyo brindado para ello por parte de la Secretaría de Cultura y la cantante Susana Harp quien les ha brindado su respaldo y estuvo presente durante el concierto.
Las jóvenes aprovecharon el espacio para anunciar a los asistentes que serían testigos del rebautizo del nombre de la banda que dejaría de ser Mujeres del Viento Florido para convertirse en Kaush.
“Es un nombre original de nuestro pueblo de Santa María Tlahuitoltepec y son una parvada de pájaros que salen en la noche a cantar. Se tiene la creencia de que su canto y presencia, para los niños con dificultades del habla, acelera el proceso y nosotros nos sentimos de hecho así”, explicaron.
La Banda Filarmónica de Mujeres de Santa María Tlahuitoltepec está conformada por niñas mixes que habitan en las faldas del cerro Zempoaltépetl, donde se encuentra el referido pueblo, en la zona más alta de la sierra norte del Estado de Oaxaca. Su formación incluye su enseñanza en el Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM) y actualmente son dirigidas por el músico y compositor Enrique Vásquez Gómez.
“He aprendido mucho de ellas. Me he dado cuenta que las mujeres pueden sobresalir y que todos, sin importar género o edad, somos iguales”, comentó Vásquez Gómez, quien adelantó su interés por dejar la conducción de la agrupación a una mujer como abono al potencial que tienen ellas para la música.
Expresó su emoción por la presentación que dieron las mujeres en el teatro Esperanza Iris y refirió que la agrupación ha enfrentado diversos retos y actualmente están reiniciando tras la complicación de su dirección pasada.
“A penas estamos reiniciando, pero ahí vamos poco a poco; bien dicen que el Ave Fénix resurge y cuando lo hace resurge más, con un vuelo más arriba. Esperamos que ellas también sigan con esa humildad y recordando que ningún tropiezo las puede detener”, comentó.
Tras la presentación en la Ciudad de México, la Banda Filarmónica de Mujeres de Santa María Tlahuitoltepec, ahora “Kaush”, acudirán al estado de Tlaxcala donde ofrecerán un concierto para luego regresar a su estado natal. |