Por Rosalío Martínez Blancas
Todo iba muy normal. El simulacro a las 12:19 y se evacuaron 145 personas del Congreso capitalino y todos se reintegraban a sus diversas áreas.
Laura y yo nos encaminamos a la calle del 57 (Constitución de 1857, entre Donceles y República de Cuba), en el Centro, si ahí donde venden las gorditas de chicharrón…previa coperacha para el almuerzo.
Con antelación…al regresar del simulacro le había yo comentado a Cuquita:
-Y después del simulacro…tiembla, no?
-Ay no le haga…diría Cuquita
Y ya habíamos pedido nuestras doce gorditas para llevar con salsa verde y roja aparte, cuando le digo a Laura…
-Oye, por qué se está saliendo la gente de los edificios
-No sé…respondería
Y minutos después se escucha el característico sonido de la alarma sísmica…(Woooooooao….Wooooooao)
Las señoras de las gorditas del 57 hasta dejaron de prepararlas y también se salieron del local…para esto ya había mucha gente que había salido de los edificios para ponerse a salvo del temblor, algunos hasta sin camisa.
Unos perros de raza Bobtail ladraban insistentemente y se querían zafar de la correa que los sostenía de las manos de sus amos…había gente angustiada, otra llorando, unos más se abrazaban, otros rezaban.
Ya pasado el susto recogimos nuestras gorditas de chicharrón y nos dispusimos a regresar a la sala de prensa del recinto de Allende y Donceles…pero todavía la gente seguía afuera…esperando indicaciones del personal de Resguardo y de Protección Civil para reincorporarse a sus labores. |