Agustín Vargas (*)

En momentos en que la economía nacional, mejor dicho, la finanzas públicas han entrado en una etapa de emergencia, ante el desplome de los petroprecios y  el incierto entorno económico mundial, surgen en el país escándalos financieros derivados de actos de corrupción que involucran a políticos de alto nivel, que lo único que hacen es enardecer del ánimo de los mexicanos en contra de la clase política mexicana ante el proceso electoral que se avecina.

Filtraciones de información  o investigaciones periodísticas a fondo que revelan la red de corrupción financiera a nivel mundial y de la cual México no se sustrae, revelan cómo la clase política del país cada vez se descara más en cuanto a sus estilos de vida, amasando inmensas fortunas y propiedades en el extranjero.

La investigación contra HSBC en Suiza, conocida ahora como el caso SwissLeaks, es la oportunidad para poner al descubierto el traslado al extranjero de miles de millones de dólares por parte de un pequeño grupo de mexicanos para evadir impuestos, especulando en mercados como el inmobiliario y debilitando nuestra moneda.

Mientras tanto, en el Senado de la República se debate la negativa a reformar la Ley en materia de transparencia y acceso a la información bajo el pretexto de cuidar la seguridad, las finanzas nacionales y la estabilidad monetaria, lo cual no significa otra cosa que proteger a un puñado de sacadólares y evasores de impuestos.

El nuevo caso de HSBC, señalado ya a nivel mundial como una de las principales organizaciones financieras proclives a realizar operaciones de lavado de dinero, por supuesto en nada beneficia  la imagen de la banca en el país, justo en esta etapa en la que el gremio ha lanzado un férreo compromiso de financiamiento para la impulsar la instrumentación de las reformas estructurales.

¿Quién les creerá, se preguntan miles de ciudadanos comunes, cuando surgen noticias en las cuales los bancos, como en el caso particular de HSBC, están involucrados en operaciones de lavado de dinero y sirven como intermediarios de políticos y empresarios para sacar dólares del país?

Salida de divisas

A propósito de los sacadólares, a nuestra redacción llegó un análisis por demás interesante realizado por la organización El Barzón, que dirige el ex diputado federal Alfonso Ramírez Cuéllar, sobre el movimiento de divisas que se ha realizado en el país durante este sexenio y el anterior.

Tomando como base de la Balanza de Pagos que presenta el Banco de México, el organismo detalla que en el gobierno del Presidente Enrique Peña los depósitos de mexicanos en bancos del exterior sumaron 44,625.7 millones de dólares.

En total, la salida de recursos del país en cada trimestre de Peña, por depósitos en el exterior, por inversiones de mexicanos y por el concepto de otros, en el renglón de activos de la cuenta de capital de la balanza de pagos, se encontró que en los siete trimestres, hasta septiembre de 2014, habían salido del país 63,011 millones de dólares.

En promedio, según el análisis, cada trimestre de Peña han salido de México 9,000 millones de dólares, 36% más que en cada trimestre de Felipe Calderón.

Los errores y omisiones

Por si no fuera poco, el Banco de México reporta en el opaco renglón de Errores y Omisiones, un incremento con un promedio trimestral de 2,362 millones de dólares en el gobierno de Calderón, a 3,716 millones en cada trimestre de Peña. Una suma de 56,695 millones de dólares en el pasado sexenio, y de 26,018 millones de dólares en apenas 2 años de la actual administración.

Muchos especialistas financieros presumen que el rubro de Errores y Omisiones incluida en la Balanza de Pagos del Banco de México, es la cuenta en la que incluyen o se trata de contabilizar las operaciones de lavado de dinero o fuga de divisas, lo cual ha generado infinidad de debates.

Pero más allá de los debates, es urgente que las autoridades financieras actúen de inmediato y dejar de actuar con la opacidad protectora de especuladores, léase también el caso Ficrea, o lo más seguro es que pronto sabremos desde el exterior sobre nuevos envíos de dólares no documentados como hizo HSBC y estaremos en vísperas de un nuevo rescate a costa de todos los contribuyentes.

Vivienda abandonada, cifras sin cuadrar

Al inicio de la administración del Presidente Enrique Peña, las titulares de los organismos de vivienda recién designados, léase Conavi, Infonavit, Fovissste y anexos, además de darse a la tarea inmediata de descalificar todo lo que se hizo en el pasado panista en materia habitacional, se referían una y otra vez al tema de la vivienda abandonada como consecuencia, claro, de la política pública en la materia a la que, en algún momento, calificaron de fallida.

Dieron a conocer entonces que en el país existían casi cinco millones de viviendas abandonadas, cuyo valor de mercado ya para mediados del 2014, ascendía a 1.5 billones de pesos lo que significaba, por supuesto, un enorme hoyo financiero, pues la cifra era equivalente a casi la tercera parte del Presupuesto de Egresos de la Federación de ese año.

Esto viene al caso, porque apenas ayer el priista Carlos Humberto Aceves y del Olmo, presidente de la Comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados, dio a conocer que actualmente en México 300,000 viviendas, con un valor aproximado de 17,000 millones de pesos, se encuentran abandonadas.

O sea, si las matemáticas no fallan y las cifras del diputado Aceves y del Olmo tampoco, el problema de la vivienda abandonada, uno de los principales escollos para las autoridades, prácticamente ya quedó resuelto, pues la información del legislador revela que en dos años de lo que va de la presente administración, el gobierno federal a través de las llamadas Onavis logró darle cauce a 4.7 millones de casas abandonadas, de las casi cinco millones que había en existencia en esas condiciones.

¿Será acaso que finalmente las autoridades encontraron a los dueños de esas viviendas para regresárselas y obligarlos a que las paguen, o bien las regalaron a la gente que realmente la necesita y no importando el lugar en donde se ubiquen ahí va con tal de tener techo propio?.

O quizá se las obsequiaron a los constructores que las edificaron para que se arreglen como puedan y se deshagan de ellas a como dé lugar. O, en el último de los casos, las desaparecieron, las borraron del mapa, del inventario y del atlas de la vivienda oficial para ya no saber nada de ellas.

En todo caso y de haber sido borradas de un plumazo esas 4.7 millones de casas abandonadas en los papeles de trabajo de la Comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados, como todo apunta a esa hipótesis, estaríamos frente un caso de absoluta eficiencia legislativa y administrativa para resolver uno de los graves problemas heredados de los gobiernos panistas, de lo cual ya se debería haber informado de manera oficial, pues eso sería un auténtico logro que beneficiaría a las arcas nacionales.

Escribanos a avargas@habitatmx.com. También síganos en http://www.habitatmx.com 

*Periodista. Director de la Revista HábitatMx