Luis Alberto Alonso @ikaro_46
Hombre Monopoly, el personaje caricaturesco de bigote poblado que ríe alegremente al acumular propiedades en el juego del mismo nombre, no es sólo una invención en pro de la sátira del capitalismo en cualquiera de sus formas sino la representación artera de quienes en la baja política o economía, gustan del reflector y el poder “absoluto” que el momento y cargo les otorgan.
Dictan las reglas del juego que los participantes tienen como objetivo parafrasear a la entropía y jugársela en un lance de dados para así aprovechar las oportunidades venideras y acumular riquezas para luego negociar estas a cambio de favores. Pero no todo es como lo pintan, pues si se piensa un poco, al final, el lograr el monopolio de las canicas o el control sobre quienes las poseen, resulta más lucrativo que intercambiar posiciones y favores.
Seguramente usted ha escuchado en los últimos años el nombre Héctor Serrano. Sí, sólo lo ha escuchado como uno de tantos nombres que de vez en cuando se escuchan… pero en la calle, cuando algunos interesados comentan ciertos temas, ya no tanto en los medios de comunicación. Bueno, será tal vez que este lunes tuvo la necesidad de encender la radio para estar al tanto de un nuevo capítulo de La Toma de Reforma –fantástica táctica democrática heredada por el mesías tropical de Macuspana allá en el antiquísimo 2006- y, de casualidad, se topó con el espacio de Joaquín López Dóriga con el Secretario de Gobierno del DF, Héctor Serrano.
Le resumo la amena plática: Serrano terminó por sentenciar ante los embates de lógica básica emanados de “El Teacher” que si los manifestantes de la CNTE permanecían en Reforma o se atrevían a llegar al Zócalo, serían desalojados. Sin embargo, el operador político de Miguel Ángel Mancera decretó, cual señor feudal, que el Monumento a la Revolución –uno de tantos vestigios heredados de Don Porfirio, pero no tan bonito como Bellas Artes- es el espacio idóneo para campamentos itinerantes.
Según la lógica de la administración local, estas marchas pacíficas en las que nada se rompe, salvo uno que otro vidrio de las manifestaciones materiales del vulgar capitalismo y una que otra cabeza de policías o reporteros, “afectan la movilidad de los ciudadanos”, por lo que el espacio aislado resulta mejor.
Claro, las afectaciones económicas a los empresarios locales en el primer nuevo día de lucha de los maestros que no dan clases ascendieron a por lo menos 10 millones de pesos (mdp). Evidentemente, la cifra no viene del Gobierno de Miguel Ángel Mancera sino de la COPARMEX, la CANACO y la CANACOPE. Haciendo memoria, señalan, cuando la CNTE emprendió su visita a la Ciudad de México en 2013, las pérdidas ascendieron a 2 mil 500 mdp, y en 2014 llegaron a los mil 149 mdp.
Al virrey del GDF le gusta el reflector, de eso no tenga duda, pero no le gusta que le señalen la estupidez de sus decisiones y axiomas a contentillo que demuestran una contradicción teórica-práctica más que evidente.
Cuando el último informe de Enrique Peña Nieto, la Plaza de la Constitución fue utilizada como un estacionamiento más para los vehículos de los invitados, entre los que se encontraban distinguidos burócratas capitalinos de izquierda. Mr. Monopoly se atrevió a amagar con multar a los dueños de los vehículos estacionados. Estupidez o coincidencia, al Secretario de Gobierno se le olvidó que esa es facultad es propia de otra dependencia, además de que bien podría haber empezado por el mismo presidente de México y los miembros del Estado Mayor Presidencial. Aunque, entonces, no debía olvidar a los distinguidos perredistas que también asistieron.
Una más, con más color…sangre, azul y oro. Al convalecer a causa de una operación que casi le cuesta la vida, Mancera tuvo que dejar en manos de su terrateniente el cargo de dirigente capitalino. Fue en ese periodo cuando se suscitaron los desagradables hechos en C.U que dejaron a dos hombres de bandos contrarios, heridos. La entrada de elementos policiacos capitalinos armados a una de las ambivalentes mecas del intelecto y el porrismo mexicano fue calificada como una “imprudencia” por el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. No obstante, cual Zapata lanzado a la colonización del imperio nunca antes conquistado, Serrano permite (aunque hay quien dice que ordena) la entrada de la policía a la frontera de Rectoría, lo que deviene en un enfrentamiento campal que, de nuevo, enciende las alarmas neurales de los poderosos intelectos de izquierda ante el embate del poder absoluto de la represión.
Dicen algunas voces que “el hombre que ríe” (si no entiende la metáfora, refiérase a su buscador de internet más cercano) no es un estúpido político sino más bien un personaje peligroso, rencoroso y con una gran ambición política. Pese a que un servidor no tenía una referencia tan marcada del susodicho, el que nuca negara las acusaciones anteriores y saliera sonriente del hospital tras visitar al jefe de Gobierno, provoca en la masa gris una revolución de neuronas que siembran más dudas que respuestas.
El que este hombre se presente como terrateniente del cúmulo de dependencias que conforman el Gobierno que encabeza Mancera ante una antesala de ingobernabilidad en cierto punto específico de la capital, no hace más que causar preocupación. Pues ¿qué Gobierno que se digne de servir a sus gobernados entrega territorio público a ocupantes que sólo provocan afectaciones en todo sentido en detrimento de los derechos de aquellos a los que se deben?
Ni el Secretario de Seguridad Pública, ni el Procurador –que ya se ha lavado las manos en otras ocasiones pero con el mismo objeto-, ni el mismo titular del Ejecutivo local se atrevieron a dar la cara ante la ciudadanía frente al embate de unos cuantos miles llevados por el auriga concentrado en unos pocos que ascendieron a las alturas de Gobernación a provocar miedo en Osorio Chong.
No nos equivoquemos. Muchas de las protestas que tienen lugar en la Ciudad de México son de carácter federal, pero el orden de mando dicta que el GDF debe actuar primero para garantizar el derecho tanto de los que se manifiestan como de los que no. Para ello incluso tenemos una Ley de Movilidad.
A pesar del marco legal de atribuciones y responsabilidades, parece que los miembros del gabinete mancerista “pasan” de su turno y, en consecuencia, Serrano gana cada vez más atribuciones, lo que le permite jugar cuando se le da la gana y maniatar a propios y extraños.
¿Hay alguna solución para detener a Mr. Monopoly? Sí, cual juego de niños –sin afán de entrar en La Epistemología del Relajo-, hay un dueño del tablero que permite o no llevar a cabo la dinámica y, por tanto, permitir la existencia de este ser. ¿Alguna apuesta? ¿No? Pues fácil, “cuates”, a ese lo elegimos quienes votaron por él y quienes no lo hicimos, y no responde a otro nombre institucional que jefe de Gobierno.
¿O será, tal vez, que tengamos que llegar a secundar lo que se dice en La Otra…? En el espacio de Ricardo Alemán ya pregonan “¡Recompensa..! Mancera está perdido”…extra…extra… |