Por Hipólito Alatriste
La licencia definitiva de Juan Díaz como Presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) cierra un capítulo de los obscuros de esta organización sindical. Durante su efímera dirigencia, Díaz de la Torre mostró que una organización sindical no hace liderazgo. Después de traicionar a Elba Esther Gordillo y desconocer a su mentora, se arrojó a los brazo de Aurelio Nuño entonces secretario de Educación Pública.
Sin reparo alguno y en contra de los intereses de sus agremiados, se convirtió en vocero de la reforma educativa sin importar la afectación a los derechos laborales de los maestros. La irritación de los trabajadores de la educación no se hizo esperar y pronto se dieron cuenta que Díaz no representaba los intereses de la base. Fracaso tras fracaso, Juan Díaz llegó al final de una gris aparición en la política del país.
Más allá de los fracasos personales de quien quiso ser y no pudo, la coyuntura que enfrenta hoy el SNTE es una oportunidad para reconstruir liderazgos democráticos y sólidos, el escenario se presenta para reivindicar las figuras dirigentes que tienen arraigo y presencia en la base magisterial.
Mucho se ha comentado del regreso de Elba Esther, sin embargo, esa posibilidad se reduce en un contexto de alta incertidumbre y polarización política. Para algunos otros, es la oportunidad de que la siempre aguerrida CNTE dirija el sindicato más grande de nuestro país. No obstante, la dinámica de esa corriente magisterial no asegura una fuente de estabilidad interna.
Ante este escenario, emerge la posibilidad de que el profesor Rafael Ochoa Guzmán retome la dirigencia sindical en un proceso democrático, abierto y transparente. Razones para este escenario hay varias. Además del liderazgo que le reconocen propios y adversarios, el ex senador cumple con el perfil político que se requiere en estos momentos, tanto para el sindicato como para la reforma educativa que impulsará el gobierno de López Obrador.
Internamente, Ochoa Guzmán puede ser el equilibrio entre fuerzas centrífugas que querrán apoderarse de la organización sindical. Por el lado gubernamental, la capacidad política que ha mostrado puede contribuir al diseño e implementación de una política educativa incluyente.
El magisterio tiene una enorme oportunidad de recuperar el espacio y reconocimiento que perdió con Juan Díaz de la Torre. El asunto es que logren un proceso democrático del que emane un liderazgo con arraigo, capacidad política |