Agustín Vargas *

No hay duda de que México llegó en medio de una recesión económica a enfrentar el problema de la pandemia de salud pública desatada por el coronavirus (Covid-19), por lo que es de esperarse que la ansiada reactivación, una vez que pase la emergencia sanitaria se prolongue más de lo esperado, e incluso hay quienes anticipan que 2020 será de nueva cuenta, como el 2019, un año perdido en materia económica.

No es para menos, pues la contracción de (-) 2.4% que tuvo la economía durante el primer trimestre representa el primer aviso de una crisis que se profundizará: enero y febrero reportaron caídas de (-) 0.8% y 1.6% respectivamente. Para los analistas, la cifra del PIB oportuno permite estimar una contracción superior al 4.5% para marzo.

Lo que se debe contemplar es que los efectos del coronavirus y de las medidas de contención aplicadas, comenzaron en los últimos días de marzo, por lo que la afectación real se observó hasta el mes de abril.

De acuerdo con las estimaciones de algunas consultorías, la tendencia negativa de los principales indicadores económicos muestra que la contracción se profundizará e incidirá con mayor fuerza en el mercado laboral.

Es de destacar aquí que los micronegocios son el 95% del total de las unidades económicas, según el Censo Económico del 2019;  sin embargo, el empleo formal es generado por las grandes empresas: casi el 48% de acuerdo con el IMSS.

Contemplando toda la ocupación laboral: el 38% se encuentra en los micronegocios, las grandes empresas crean 32%, el resto se divide en pequeñas y medianas empresas.

Bajo dicho contexto es fundamental que asociado con el manejo ordenado de las finanzas públicas se instrumenten medidas de reactivación económica que comiencen con la planeación de los requerimientos que la vuelta a la normalidad requiere.

Entre ellos, medidas sanitarias, de seguridad, financiamiento, detección de sectores estratégicos, integración de cadenas de valor, aspectos definidos por el T-MEC y logística, principalmente.

Todo ello para que, una vez que el Consejo Nacional de Salubridad lo determine, se reinicie la actividad productiva en el país.

Contar con una ruta crítica definida permitirá generar certidumbre y acuerdos en favor de la preservación del empleo y el fomento a la inversión productiva, aspectos esenciales para atenuar el daño al tejido social y económico que la recesión previa al coronavirus y la propia pandemia han incubado.

Tratándose de una economía que se encuentra profundamente vinculada, lo que México requiere es un programa económico integral. Es, quizá, la única alternativa para superar los principales desafíos que el país enfrenta. Esto, por supuesto, lo saben los economistas y financieros que están en el gabinete presidencial.

Empresarios, van de nuevo

Por cierto, este miércoles el Consejo Coordinador Empresarial, que preside Carlos Salazar Lomelín, y los 12 organismos que lo conforman, presentarán las propuestas obtenidas luego de organizar las once mesas de trabajo que conformaron la Conferencia Nacional para la Recuperación Económica, los días 27, 28 y 29 de abril.

Estas recomendaciones formarán parte de un futuro Acuerdo Nacional para hacer frente a la emergencia sanitaria y económica ocasionada por la pandemia del Covid-19.

Dichas propuestas recogen las ideas, conocimientos, experiencia y sugerencias de los 263 panelistas representativos del empresariado, organizaciones sindicales, productores del campo, academia, servidores públicos, sociedad civil, poder legislativo y autoridades estatales y locales que se dieron cita en este evento que tuvo, según el CCE una visualización en vivo superior a las 135 mil personas.

Ojalá que en esta ocasión los poseedores de la verdad en Palacio Nacional si escuchen las propuestas de las empresarios, apoyados ahora en líneas discursivas de representantes de la sociedad civil, como lo describe el propio CCE.

Encuesta Banxico: PIB de -7.1%

El Banco de México, que encabeza Alejandro Díaz de León, publicó los resultados de su encuesta a especialistas en economía del sector privado. Los participantes consideraron que la economía mexicana se contraerá a una tasa anual de (-)7.1% en 2020. La encuesta previa pronosticó una caída de -3.5%, lo que significa que el desánimo de los analistas va en aumento.

Para la inflación, anticipan un cierre en 2020 de 2.90% desde el previo de 3.64%, Respecto al tipo de cambio, esperan un peso mucho más débil al cierre del año (23.05 unidades por dólar) en comparación a la encuesta anterior (21.95).

Migrantes aprovechan devaluación

También es de destacar que las remesas del exterior sorprendieron en marzo, pues en medio de la crisis de Covid-19 y a diferencia de países de Centroamérica (donde las remesas cayeron en dos dígitos), en México las remesas alcanzaron el mayor monto para cualquier mes desde que se tienen registros, 4,016.1 millones de dólares, lo que significó un aumento anual de 35.8%.

Los especialistas consideran que la alta depreciación del tipo de cambio habría incidido en las decisiones de los migrantes para aumentar tanto el monto como el número de envíos de las remesas, pero estimaron que la cifra de abril no observará este comportamiento ante el mayor desempleo alcanzado en Estados Unidos.

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*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx