*Agustín Vargas
El pasado lunes por la noche, líderes empresariales encabezados por Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, llegaron puntuales a la cita a Palacio Nacional para reunirse con el presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo a cargo de la iniciativa de reforma para prohibir la subcontratación, también conocida como outsourcing.
Fue una reunión de hora y media, que se llevó a cabo con la mayor cordialidad, según comentaron los propios empresarios, quienes afirmaron que el compromiso adquirido con el titular del Ejecutivo fue revisar artículo por artículo de la mencionada iniciativa, aunque ésta ya se encuentra en manos de los diputados.
Lo que buscan los empresarios, según comentó Francisco Cervantes Díaz, presidente de la Concamin, es mantener la figura del outsourcing pero combatiendo las malas prácticas que la rodean.
"Tenemos que equilibrar la ley contra las malas prácticas, ver cómo podemos transitar hacia una iniciativa que dé confianza”, dijo un tanto nervioso y presuroso el líder de los industriales previo a la reunión que sostuvieron sus colegas empresarios con el mandatario.
Escepticismo y desconfianza es lo que prevalece entre el sector empresarial, aún después de la reunión de antenoche en Palacio Nacional, pues hay que recordar que es la segunda ocasión en esta administración que el tema se aborda, con todo y parlamento abierto, como el que convocaron nuevamente los diputados.
El resultado de esas discusiones y supuestos análisis fueron nulos, pues ninguna propuesta se tomó en cuenta para ser incluida en la iniciativa que envío el presidente de la República al Congreso de la Unión.
Y es que hace menos de un año, en febrero pasado para ser exactos, empresarios y legisladores de Morena se encontraban enfrascados en una tersa discusión sobre las eventuales modificaciones a la figura de la subcontratación de personal bajo el outsourcing. Incluso el Senado de la República convocó a un parlamento abierto con la participación de representantes empresariales, legisladores, funcionarios y académicos, entre otros, para analizar el tema. Parafernalia pura.
Recordamos justo al presidente de la Concamin, Francisco Cervantes Díaz, por ser el más eufórico y complacido, departiendo amenamente con Ricardo Monreal, líder del Senado en aquel entonces, congratulándose por los supuestos logros en las negociaciones, pues aunque el Senado endureció el dictamen contra la subcontratación ilegal en febrero de este año, no hubo cambios de fondo. Puro atole con el dedo, dirían los clásicos.
Y vea si no. El pasado 12 de noviembre, retadora y amenazadoramente, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que ese mismo día enviaría una iniciativa de ley para que desaparezcan los outsourcing. Días antes, el mandatario dijo que esa figura avala “mecanismos de corrupción” y al igual que la desaparición de los fideicomisos, advirtió que la iniciativa causaría polémica.
“Voy a enviar una iniciativa de ley para que ese mecanismo desaparezca. O sea, va a ser otro tema polémico, lo adelanto, como los fideicomisos, pero tenemos que limpiar, no podemos ser cómplices de corrupción, encubridores”, dijo. Y vaya que causó no sólo polémica, sino el enojo de los empresarios.
Han sido diversas las reacciones que causó la iniciativa y la opinión mayoritaria es que tal como se presentó eliminará a muchas empresas que sí están cumpliendo con la ley.
Efecto avasallador
La iniciativa, con fuertes posibilidades de aprobación en el Congreso, añade pocas disposiciones, pero tendrán un efecto avasallador. Se prohíbe la subcontratación de personal: simple y tajante, sin darle oportunidad a la subcontratación legal, que es una herramienta clave de muchas empresas que sí cumplen con el espíritu de la ley y buscan ser más competitivas, con un uso regulado y las mejores prácticas que actualmente se utilizan en el mundo.
De lo que se trata, finalmente, es combatir a los incumplidos, no a todas las empresas, pues existen diversos mecanismos para cumplir con el espíritu de la iniciativa de manera inteligente, aprovechando esquemas contractuales válidos, para eliminar las malas prácticas de subcontratación, sin que sea necesario criminalizar el uso de actividades que son legales.
También se prevé que la iniciativa encarecerá aún más el costo laboral para operar en México, cuando de por sí será algo que vendrá con las reformas laborales a las que ya está comprometido nuestro país con el nuevo TMEC.
Ya se verá, quizá antes de que termine este año, cuáles serán los cambios y ajustes para la contratación de personal e impulso al empleo, con la revisión de artículo por artículo de la iniciativa tal cual fue el compromiso con el presidente López Obrador como dicen los empresarios, aunque éstos ya debieron haber aprendido como son de cambiantes las políticas y decisiones del mandatario.
Lo que es un hecho, es que el segundo round en materia de outsourcing ya comenzó y no debería sorprender a nadie quién será el ganador del segundo asalto.
IED, en la incertidumbre
Hace no mucho tiempo Alfonso Romo, jefe de Oficina de Presidencia de la República, se preguntaba en público ¿cuál es la palanca que nos está faltando para consolidar la recuperación económica?. La respuesta, la dio el mismo: Es la inversión privada, porque ésta necesita planificar a mediano y largo plazo y para ello requiere certidumbre, dijo.
Sin embargo, todo parece indicar que los argumentos del polémico funcionario presidencial no han surtido los efectos deseados en la economía nacional, porque la Inversión Extranjera Directa (IED), esa que realizan las empresas para equiparlas y hacerlas funcionar, o sea la inversión en los fierros necesarios para que puedan operar, ha tenido caídas significativas durante este año.
Tan sólo durante el tercer trimestre de 2020, la IED se ubicó en 23 mil 482.3 millones de dólares (mdd), 10 por ciento inferior a la captada en el mismo periodo del año anterior, cuando se observó la cifra de 26 mil 055.6 mdd, de acuerdo con el reporte de la Secretaría de Economía, que encabeza Graciela Márquez.
Según la dependencia, la contracción está asociada a la pandemia de Covid-19 y refleja un patrón de comportamiento similar al observado durante otros periodos de crisis globales, pues la primera respuesta de las empresas matrices a las crisis es reorganizar estratégicamente sus filiales, para apuntalar los resultados financieros y contar con liquidez. Esto ocasiona que se posterguen nuevas inversiones y que, al mismo tiempo, se reestructuren los préstamos al interior de todo el corporativo.
Lo que omite mencionar la Secretaría de Economía, por obvias razones, es una buena parte del desplome de la inversión extranjera directa, se debe también a la incertidumbre que este gobierno ha generado entre los inversionistas foráneos, cambiando la normatividad y acuerdos jurídicos previamente establecidos.
*Periodista, director de la Revista Hábitat Mx